Nunca deje de coser, bordar y tejer durante el embarazo pero lamentablemente mi cabeza estaba en otro lado, no tenía ideas, era mucho más lenta y sentía que quizás PP debería descansar por unos años para darle ahora espacio a ser mamá.
Ese pensamiento daba vueltas en mi cabeza junto con otros que me mantenían en estrés constante mientras esperaba la llegada de mi bebé. Cuando nació Olivia me paso de todo, batallé mucho para volver a ser YO, para restructurar mi cabeza y mis ideas, me imagino que es normal, pero yo no lo platicaba mucho por que sentia que me estaba volviendo loca y como soy una especie de drama queen quizás era yo la que se hundía en un vaso de agua. Así que cuando Oli cumplió un año ( y yo ya no daba mas) decidí visitar a mi doctora y resulto que todo era un cumulo de ansiedad y estrés por intentar hacer todo y no hacer nada, me toco cambiar pensamientos e intentar meterme a un mundo de comida y mente sana. Fue lo máximo, por que aunque yo soy una chubby de corazón comencé a conocer alimentos que me hacían sentir bien, comencé a caminar, a respirar mejor y a intentar dejar de lado las cosas que me tenían podrida.
Fue extraño por que es increíble como con un cambio tan "pequeño" mi cabeza empezó a fluir y con ello las ideas, me motive mucho y comencé a crear nuevos diseños, a aprender nuevas técnicas, a usar nuevos materiales y decorar mi casita con cosas hechas por nosotros (Andrés y yo).
Ser mamá no es nada fácil pero tampoco es la muerte, es solo cuestión de entender que sí, trajiste a un nuevo ser al mundo... un ser que no vivirá en una burbuja, que se va a golpear, que va a probar la comida de martina, que va a hacer show en las tiendas y que va a tener desiciones propias, mismas que debes entender y tratar de compaginar con tu vida. Hoy en día intento mezclar sus necesidades con las mías y así estar juntas durante este corto tiempo que tenemos de mamá-bebe, por que el tiempo pasa muy rápido y en unos años más ya no será mi compañera 24/7